Friday, November 27, 2015

Javier

Hoy, paseando por algún bazar en la Ciudad de México, encontré un libro que me lleno de ti, sin ser tuyo, sin pertenecerte.
Y me dieron ganas de escribirte, en medio del frenético tráfico, a las 6 de la tarde, me dieron ganas de que estuvieras aquí, jodido y fugaz, con las drogas en tus venas, con los besos sabor a magnesio.
Ya no espero de ti nada, ni una sola palabra, ni un solo soplo de ese corazón lleno de eco.
Pero como ya sabes, escribirte me drena el cuerpo, el alma, el corazón.
Que hijo de puta tiene que ser el tiempo con nosotros, que nos mantiene en cualquier lo suficientemente lejos, como si quisiera acabar con mi calma, con mi ansiedad, con mis ganas.
Y tu, que vives solo para ella, y tu mundo y tu vida, incluso tu propia muerte, está dedicada a ella.
Tu, que no respiras, ni hablas, que no escribes, ni respondes mis llamadas.


Y yo, que en una ciudad llena de ambulantes furtivos, de elegantes empresarios, de artistas hundidos, te escribo aún sin temer absolutamente nada, me tienes aquí, atrapada en los suburbios de la gente sin alma, con vidas atrapadas.

Ojalá puedas responder esta última carta, Juan, Javier, Paco.
Ojalá te hagan vibrar mis letras, ojalá sientas lo que yo cuando mis manos escriben para ti.
Ojalá no me olvides, y ojalá, ojala, yo tampoco me olvide de ti.


Hasta siempre.

Te ama, Tu Frida, Valeria.

No comments:

Post a Comment