Thursday, August 7, 2014

Lluvia y mi cuerpo.

Cerré los ojos, sabía que afuera estaba lloviendo, y que aquí dentro mis ojos no paraban de gotear.
Te escribí con las ganas de un niño al abrir sus regalos, y con el desespero de una madre al esperar la llegada de un hijo.
Me convertí en tu guardarropas, guardarecuerdos, y entonces el agua paraba, se detenía y poco a poco se acumulaba aquí dentro.
Estabas en todas partes, en cada gota que chocaba contra el suelo, en cada charco que se formaba con tu pelo, estabas en mis pestañas, en mis poros, en cada espacio de mi cuerpo desnudo.
El agua corría por mis brazos, se apresuraba y llegaba lentamente hasta mis dedos, descendía y formaba parte de los charcos, de ti.
Bajaba por mis pomulos rojizos, mis labios color carmin, mi barba redonda, mi cuello largo y por ese lunar que caracterizaba al perfume que traspasaba tu cuerpo.
Mi pecho, mi corazón, todo mi cuerpo, hasta la punta de mis pies.
Pequeñas jaulas mordían mis labios, se empalmaban con mis lagrimas y las gotas que se dejaban vestir por mi cuerpo sin ropa.
No paraba de llover, seguía lloviendo con más intensidad, Me di cuenta que esto era mio, que el agua, mi cuerpo y todo lo que lo compone era de mi pertenencia.
Estaba tan tranquila.
No hacían falta tantas nubes grises, bastaba con fumarte, o beberte, con tomarte o comerte, para que esto se convirtiera en el holocausto dentro de mi mente.
Te quiere una loca abstracta.

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